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“Tenemos  que redefinirnos porque el mundo ha cambiado”. El presidente de  Accenture, Vicente Moreno, se muestra partidario de repensar el ámbito  de la consultoría, tanto en su relación con los clientes como las  propias consultoras internamente.
El presidente de Accenture, Vicente Moreno, se muestra partidario  de repensar el ámbito de la consultoría, tanto en su relación con los  clientes como las propias consultoras internamente. Moreno justifica esa  necesaria redefinición en que el mundo actual ha cambiado drásticamente  las reglas de juego porque se ha convertido en multipolar,  interconectado y global. Para el máximo representante de Accenture, el  futuro inmediato de la consultoría pasa por focalizar toda su actividad  en el valor que se pueda aportar a los clientes, por lo que considera  necesario el contar con personas excepcionales que contribuyan a definir  lo que va a ocurrir en el futuro. Según Moreno, ese papel de las  consultoras permitirá reforzar el rol de compañeros de viaje que tienen  las consultoras con sus clientes. Dentro de ese ámbito globalizado y  multipolar, Moreno destaca que coexistirán empresas que ‘jueguen’ en ese  tablero mundial, con otras especializadas en segmentos de actividad.  Para el directivo, uno de los retos actuales a los que se enfrentan las  consultoras en España consiste en concienciar a la Administración  Pública del papel catalizador que las consultoras pueden jugar en la  mejora de los procesos en la gestión pública.
 
Pregunta.- ¿Cuál  es, a su juicio, el principal reto al que se enfrenta en este momento el  sector de la consultoría.
Respuesta.- Creo que la consultoría  es un negocio que trata de ayudar a los clientes a ser más exitosos. El  reto es ayudar a nuestros clientes en un mundo en el que ha cambiado  todo. Hay dos grandes tendencias que están cambiando el mundo: la  primera es que el mundo es multipolar y sigue en ebullición. Ese va a  ser uno de los ‘drivers’ [elementos controladores] de la transformación.  El segundo son las tecnologías emergentes, pero ya maduras, como el  ‘cloud’ [nube], el ‘mobile’ [móvil], el ‘colaborativo’, que están  cambiando la manera de hacer negocios. Así que, el mundo está cambiando  por esa interconexión mundial y globalizada. Además esa tendencia se va a  acelerar. En ese contexto, ¿cuáles son los grandes retos de la  consultoría? Creo que el mismo de nuestros clientes. Es decir, el reto  es saber cómo vamos a ayudar a los clientes en el futuro a ser más  exitosos, así que tenemos que redefinirnos.
 
P.-  ¿Ya tienen alguna idea de cómo va a ser esa redefinición?
 
R.- Creo que todo el mundo está o debería estar en ello. Ya el año  pasado reflexionamos sobre cómo sería el día después y vimos que se  caracterizará por tener todo menos definido y planificado y más por la  capacidad de irse adaptando a los cambios, por tener flexibilidad, por  centrarse más en el valor que se pueda generar, en la eficiencia en los  costes, la productividad. Creo que cada consultora tiene que ver, en  primer lugar, cuál es su visión del mundo hacia el que se va. Y, lo  segundo cuáles son las mejores capacidades de cada uno. O sea, para qué  está mejor preparado. Esa combinación de hacia dónde va el mundo y donde  cree que está su papel, es lo que nos define y nos diferencia a cada  uno.
 
P.- ¿Cuál es el futuro inmediato del  sector? ¿Habrá consolidación, fusiones, adquisiciones, crecimiento,  movimiento hacia nichos de mercado?
 
R.- En ese  aspecto van a ocurrir varias cosas, de las que, aún no sabemos el  efecto. Pero, desde luego, sí que vemos que habrá consolidación. La  habrá a nivel global y en España. Dentro del proceso de globalización  cada vez va a haber más interacción y también más integración entre las  compañías. Nosotros cubrimos todo el segmento de la consultoría, los  sistemas, el ‘outsourcing’. Ese es el modelo por el que hemos apostado y  creo que es un modelo de futuro. La consolidación se producirá también  entre los que hacen diferentes cosas, para tratar de reproducir toda la  cadena de valor. Vemos dentro de la globalización a ‘players’  [jugadores] más internacionales y tradicionales y luego a los indios que  se incorporan ‘jugando’ ya en el modelo global.
 
P.-  ¿Sería más partidario de crecimiento frente a beneficio, o de más  beneficio frente a crecimiento o quizá, habría que hacer un equilibrio  entre ambas variables?
 
R.- Este negocio se  sustenta en el equilibrio entre tres cosas, que me gusta describir como  una mesa con tres patas. Esas tres patas son el crecimiento, la  rentabilidad y las personas. El foco hay que ponerlo en tener los  mejores profesionales a la vez que hay que equilibrar las tres cosas. En  este momento hay que apostar por el valor. Es decir, vamos a un mundo  en el que sólo lo que aporte valor a los clientes es lo que va a  garantizar el futuro y la supervivencia. Detrás de ese valor estará el  crecimiento, la rentabilidad y los profesionales. En general, la apuesta  es por el valor. Crecimiento y resultado son consecuencia de haber sido  capaces de dar eso.
 
P.- ¿Cree posible aplicar  la innovación en un sector tan maduro como el de la consultoría?
 
R.- No sólo lo creo, sino que es la única salida que hay para la  crisis. Pero creo que hay que aplicar innovación a la innovación. Junto  con el valor, la innovación, forma parte de las dos grandes apuestas de  Accenture. Para reinventarnos en ese aspecto, hemos lanzado un programa  totalmente diferente y que parte del ‘bottom up’ [de abajo para arriba],  un elemento que involucra a los profesionales a través de las nuevas  tecnologías para generar ideas. Si son elegidas, el premio es participar  en su desarrollo. Ya estamos en la etapa de ‘proof of concept’ [prueba  del concepto], probando algunas de esas ideas, tanto para el  funcionamiento interno, como para cómo servir a los clientes. También en  el ámbito de la innovación hemos adoptado otras iniciativas, como la de  colaborar con universidades. De hecho, contamos con una cátedra de  innovación y además, colaboramos estrechamente con ellas y con las  ‘start-ups’ [empresas emergentes] que generan. Lo que hacemos con las  invenciones de esas empresas es ayudar a convertirlas en un negocio  real. Tratamos de dotar a esos inventos de un modelo de negocio para que  funcionen en el mercado.
 
P.- ¿Cómo cree que le  ven más sus clientes, como un coste o como un medio para aportar valor?
 
R.- Tenemos la suerte de trabajar para el 80% del  IBEX y otros clientes de menor dimensión, pero algunos de ellos quizá  más innovadores. Llevamos trabajando 10 ó 15 años con ellos, así que  creo que nos ven como socios que podemos aportar capacidades, ideas,  empuje, para ayudarles en la transformación, la expansión internacional.  Quizá este es un buen momento para reforzar ese sentido de compañeros  de viaje, justo cuando va a hacer falta mucha creatividad, innovación,  nuevas ideas, valentía para llevarlas a cabo, y mucha seguridad para  plasmarlas correctamente.
 
P.- ¿Qué se puede  hacer, desde el sector, para incrementar el valor que aportan las  consultoras a sus clientes?
 
R.- Cuando hablaba  del pilar del valor me refería a que es algo que tenemos que ser capaces  de medir en los números, de ver cómo se convierte en más negocio, más  eficiencia, más productividad, menos costes, más productos, una mejor  red de distribución. Parte de los ingresos podrían estar supeditados a  haber sido capaces de conseguirlo. Creo que hay mucho desconocimiento de  lo que es la consultoría, porque mucha gente no ha tenido la  oportunidad de trabajar y ver cómo se pueden conseguir juntos cosas,  lograr lo que se llama el ‘win win’ [ganar-ganar o beneficio mutuo].
 
P.- Ya que la consultoría se basa en el ‘material’  humano, ¿cree que se trabaja suficientemente en el sector sobre el  talento para captarlo, retenerlo y/o formarlo?
 
R.-  Tenemos que pensar que las crisis llegan y pasan, pero el tema de tener  los mejores profesionales, de retenerlos es igual de importante  siempre. En este momento hace falta realmente gente extraordinaria para  ayudar a definir y a hacer las cosas que van a ocurrir en el futuro. Por  eso sigue siendo igual de importante el retener a la gente y el que  tengan carreras profesionales en la organización. Hay que intentar tener  los mejores profesionales porque esa es la gran diferencia y el gran  valor de las consultoras. Tener profesionales que estén preparados para  hacer su trabajo, que tengan experiencia, conocimiento, metodología y,  sobre todo, compromiso con el cliente.
 
P.- Y,  ¿qué tal en la captación de talento? ¿Entran menos talentos, quizá  porque con la crisis la gente está más interesada en cosas más  ‘seguras’? ¿La consultoría en este momento puede ser menos atractiva, o  no?
 
R.- No. Para las personas que nos interesan,  la consultoría es igual de atractiva, porque les ofrece el desafío de  poder trabajar en muchos sectores y empresas en poco tiempo. Además les  da la oportunidad de iniciar un proyecto nuevo cada vez, ser capaz de  definirlo, desarrollarlo y ponerlo en práctica. Ese es el tipo de gente  que nos interesa y siguen estando interesados. La verdad es que, en ese  sentido, no hemos notado nada.
 
P.- ¿Cree que el  Máster de la Consultoría de la AEC es un buen instrumento para ese fin?
 
R.- El Máster cubre un hueco, porque la consultoría  es algo que no se estudia en la Universidad. Quizá la riqueza de las  consultoras es que contamos con personas con diferentes conocimientos y  capacidades, que, juntos, analizan problemas y son capaces de plantear  soluciones nuevas. Formar parte del equipo de una consultora es una  oportunidad única para trabajar junto a un ingeniero, un médico, un  abogado, un economista, que ven diferentes maneras de hacer las cosas.  Esa es parte de la riqueza de la consultoría. Además, en Accenture,  tenemos nuestros propios programas de formación que podríamos considerar  como un ‘máster interno’.
 
P.- ¿Qué opina del  Libro Blanco de la Consultoría?
 
R.- Creo que es  una iniciativa estupenda que trata de definir mejor cómo tienen que  establecerse las relaciones entre la oferta y la demanda. Además, ha  contado con la opinión de mucha gente para definir ese marco. Es bueno  tener referencias de cómo nos gustaría a todos que funcionaran las  cosas, no desde el punto de vista del interés de la empresa, sino desde  el negocio y estoy muy orgulloso de que Accenture haya tenido una gran  involucración en este proyecto de la AEC.
 
P.- Y,  ¿cree útil que exista un Código Deontológico de la consultoría?
 
R.- Me parece imprescindible. Cuando hace 25 años entré en  Accenture lo primero que me dieron fue el código de ética. Así que, toda  mi vida profesional la he vivido con ese libro encima de la mesa.  Ahora, por fin, tenemos uno para la profesión y en el que Accenture ha  tenido protagonismo al elaborarlo. Es verdad que las empresas tienen uno  propio, pero lo que hemos hecho es definir uno colectivo. Eso me parece  natural y necesario.Todo lo que sea avanzar en ese sentido me parece  algo estupendo.
 
P.- ¿Qué opinión le merece la  iniciativa del ‘Value-Shore’, cree que está suficientemente  desarrollado, se le puede dar un impulso?
 
R.-  Creo que ahora nos enfrentamos a un modelo multipolar. Los centros desde  los que se trabaja están repartidos por todo el mundo; trabajan de  manera colaborativa y además, están especializados. Ahora, además, hay  mucha presión sobre los costes y se apuesta por la especialización, así  que el tema del ‘Value-Shore’ tiene que afinarse mucho para ser  competitivo en este mundo globalizado y multipolar.
 
P.-  ¿Cree que las Administraciones Públicas ayudan suficientemente al  sector? ¿Las tienen como clientes? ¿Cual es su opinión sobre las  Administraciones Públicas?
 
R.- Nunca me he  planteado si nos ayudan, sino más bien lo contrario: cómo podemos  ayudarles. Creo que uno de los retos que tenemos las consultoras,  especialmente las globales, es el de ser capaces de convencer a las  Administraciones de que les podemos ayudar. No deja de ser curioso que,  dentro de Accenture, España es el país donde tenemos más cuota del  mundo, pero comparado con otros, la cuota de las Administraciones es más  pequeña. Por lo tanto, el desafío consiste en convencerles de que les  podemos ayudar. Ya trabajamos con todas: Central, Autonómicas, pero  vienen tiempos en los que hace falta una transformación de esa  actividad. Hemos estado trabajando en ayudar a la transformación que se  producirá en los próximos 40 años, pero creo que aún podemos aportar  más.
 
P.- ¿Ahora que estamos en crisis, es un  buen momento para comprar?
 
R.- Es un momento  para más internacionalización y globalización y de abrir la mente a  otras culturas y nuevas dimensiones. Las empresas españolas que lo han  hecho han demostrado que era el camino correcto y además, lo han hecho  muy bien.
Así, de manera general, no podemos dar ese consejo  de comprar o no. Lo que sí podemos señalar es la tendencia y ayudar en  la orientación. Por ejemplo, hace unas semanas organizamos con la CEOE  un evento para fomentar la relación entre Nigeria y España y vinieron 60  empresas interesadas. Desde nuestro ámbito tratamos de aportar un  granito de arena para ayudarles. En el caso de las Administraciones  Públicas acabamos de crear, junto al Consejo de Lisboa y al ‘College’ de  Europa, un centro para promover un sector público innovador. Esa  iniciativa la hemos llamado: “Centro del Gobierno del Futuro” y es algo  parecido a lo que llevamos haciendo desde hace 15 años con el sector de  las telecomunicaciones, o el de las ‘utilities’.
 
P.-  ¿Que opinión le merece la AEC?
 
R.- Quizá en el  caso de la asociación, como en el resto de las cosas, deberíamos pensar  en cómo redefinirnos, porque el mundo ha cambiado. En Accenture creemos  que todos los años hay que pensarlo todo y cambiarlo. Hay que pensar  hacia dónde va el futuro de las consultoras. Además, en el seno de la  AEC no están todas las empresas consultoras y tal vez todas las que  están no lo son. Además la AEC coexiste con otras asociaciones en el  mercado, aunque quizá tengan un foco un poco más tecnológico. Quizá lo  que hay que hacer es redefinir qué es este sector, hasta dónde llega y  hasta dónde no.
 
P.- Entonces, ¿piensa que la AEC  puede funcionar como un foro de reflexión?
 
R.-  Si.